SUEÑOS Y PESADILLAS


SUEÑOS Y PESADILLAS
José David García Guerra, psicoanalista



La actividad mental que ocurre en el sueño se caracteriza por una imaginación sensomotora (sentida en emociones y en lo físico) de forma vívida (tan real que se siente como realidad) que se experimenta al dormir. El sueño se caracteriza por violentar características cognitivas (del entendimiento y el razonamiento) Algunos aspectos cognitivos que violenta el sueño o la pesadilla son imposibilidad de estar en un tiempo diferente, en un lugar que no es necesariamente real, la aparición de personas desconocidas y la realización de acciones inverosímiles (imposibles de creer). Los sentimientos y las emociones, especialmente el miedo, la ira, la tristeza, la vergüenza, la culpabilidad son comunes en las pesadillas, definidas como sueños que se sienten como malas experiencias. A veces, las pesadillas alcanzan una fuerza suficiente para despertar al durmiente. 

Un sueñopesadilla recurrente es la experiencia de soñar lo mismo en muchas ocasiones diversas. El sueño o la pesadilla no tiene que repetirse de manera exacta para ser recurrente. Basta con que algo en el sueño sea igual para que se defina como recurrente: puede ser un conflicto, un personaje o un lugar lo que se repite. En ocasiones, los sueños o pesadillas recurrentes son literalmente exactos. Hay quienes afirman que han podido completar el conflicto o solucionarlo una vez repiten. Hay personas que aseguran que si se van a dormir procurando tener el mismo sueño o la misma pesadilla, lo logran. Otras personas declaran que en el sueño o en la pesadilla se dan cuenta de que están soñando, ya sea debido a lo inverosímil o a la repetición. 

Los sueños y las pesadillas son conjuntos de símbolos, imágenes significativas para quien sueña. Por ser símbolos, a su vez, son metáforas: un concepto representativo de otro. El ser humano es incapaz de interpretar todos los símbolos con los que sueña con certeza. Lo más que puede hacer es explicar lo que ha visto y experimentado, pero la memoria no es siempre fiel cuando despertamos. Nunca se sueña con símbolos, personas, lugares, objetos, entre otras posibilidades, que no hayamos visto antes. Cuando alguien afirma que soñó con un desconocido, realmente ha soñado con una persona de la que conoce su identidad, pero a la que ha visto aunque sea pasajeramente, por ejemplo, en un centro comercial, en una película, en una fila, en la playa, etcétera. Lo mismo pasa con los lugares y los objetos; no soñarás con nada que no hayas visto antes. No tienes que haber estado físicamente en el lugar ni tienes que haber tenido el objeto en tus manos. Basta con que hayas visto el lugar en un documental, en un video musical, en un cortometraje o que hayas visto el objeto en un catálogo, en la casa de algún amigo o en una tienda. Incluso cuando aseguramos que la persona, el lugar o la cosa con que soñamos jamás lo hemos visto, sí ha ocurrido, pero no lo recordamos. Por ejemplo, es posible que veas en sueños a la persona con quien apenas tuviste contacto visual por segundos en una escalera hace siete años. El cerebro humano guarda la imagen de esa persona y, aunque no es parte de tu memoria activa, queda como información que puede reproducirse en sueños. Basta con que hayas visto un objeto en, por ejemplo, la mesita decorativa de un programa de televisión, para que puedas soñar luego con ese objeto, aun cuando no lo consideres importante. Haber ido durante la niñez a un lugar, haberlo visto en un documental o en una tarjeta postal, ya es suficiente para que en cualquier momento de tu vida sueñes con la experiencia de estar allí. 

Los sueños y las pesadillas, aunque se experimenten como si fueran reales, no son ni cien por ciento ciertas, ni cien por ciento falsas. Son mezclas de realidad y fantasía. Si sueñas con que puedes volar y que, en tal vuelo logras reunirte con un ser amado a quien no ves hace mucho, lo irreal es volar, pero la persona con quien sueñas es cierta. Incluso, volar es la metáfora de otra acción, de un sentimiento o de un anhelo. 

Una paciente de 36 años me ofreció el siguiente testimonio escrito. Lo compartiré confidencialmente, por lo que omitiré los nombres que mencionó. Para tales efectos, llamaré Claudia Torres a mi paciente, aunque no es su verdadero nombre. 

El rostro de mi madre
Claudia Torres

Desde niña, he soñado con mi madre. Nunca la conocí, pues ella murió mientras me daba a luz y me dieron en adopción. Aunque es imposible que yo recordara el rostro de mi madre, en mis sueños la veo: pelirroja, blanca y de ojos oliva. La veo al lado de mi cuna, como si yo fuese eternamente una bebé. El sueño me provoca mucha alegría al principio, pero progresivamente, cuando tengo que despedirme, ella me da la espalda y se va convirtiendo en arena que vuela. El escenario cambia y estoy en la playa, diciéndole adiós a mi madre y viéndome los pies grandes, indicativo de que he crecido. 

Cuando mi madre desaparece, lloro. En ocasiones, despierto justo en ese momento y, efectivamente, tengo lágrimas en mi rostro. Otras veces, cuando el sueño es más largo, corro por la arena para atraparla y caigo. Al caer, se abre un hueco en la arena y quedo atrapada en él. Aunque grito muy alto, nadie puede escucharme. Intento escarbar la arena y no logro salir. Es una sensación desesperante de la que he despertado con el corazón agitado. 

No sé si alguna vez alguien me mostró una foto de mi madre cuando yo era muy niña. Desconozco por qué pasamos de la cuna a la playa. Mucho menos sé lo que el hueco en la arena significa. Solo estoy segura de que, aunque me provoca tristeza y desesperación, es un sueño que quiero seguir teniendo, pues, quizás luego, logre entender lo que significa. Además, es mi único contacto con mi madre biológica y prefiero pensar que el rostro que le da mi sueño, es su verdadero semblante. 


EJERCICIO DE REDACCIÓN

1. Elige uno de estos temas. Redacta un texto testimonial de al menos tres párrafos de un mínimo de cinco oraciones cada uno. En un texto testimonial, quien escribe explica y describe su experiencia respecto a cualquier asunto, redacta mediante una voz actante y en la perspectiva de la primera persona. Usa el testimonio titulado El rostro de mi madre como ejemplo. 

a. Un sueño o una pesadilla que te haya hecho llorar
b. Un sueño o una pesadilla que te haya provocado temor
c. Un sueño o una pesadilla recurrente
d. Un sueño o una pesadilla que entiendas hayas podido manipular



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